jueves, 3 de marzo de 2016

¿CONOCES EL EFECTO PIGMALIÓN?


En 1966, dos investigadores, Robert Rosenthal y Lenore Jacobson, llevaron a cabo un expeprimentao en 18 clases de California. Tras hacerles un test a los alumnos, indicaron a cada profesor qué 20% de los niños de su clase mostraba poseer un “inusual” potencial de mejora de su capacidad intelectual.Ocho meses después, estos niños, que habían sido calificados previamente como “inusuales”, mostraron efectivamente un aumento significativamente mayor de su Cociente Intelectual (CI) que el resto.Sin embargo, la realidad fue que tales niños habían sido seleccionados aleatoriamente y no como resultado del test. Dato que se ocultó a los profesores que participaron en el experimento.


Rosenthal y Jacobson estudian el efecto Pigmalión desde la perspectiva de la teoría de la profecía autocumplida. Aparentemente parece que es un efecto mágico, pero no lo es, lo que ocurre es que los profesores formulan expectativas acerca del comportamiento en clase de diferentes alumnos y los van a tratar de forma distinta de acuerdo con dichas expectativas. Es posible que a los alumnos que ellos consideran más capacitados les den más y mayores estímulos, más tiempo para sus respuestas, etc. Estos alumnos, al ser tratados de un modo distinto, responden de manera diferente, confirmando así las expectativas de los profesores y proporcionando las respuestas acertadas con más frecuencia. Si esto se hace de una forma continuada a lo largo de varios meses, conseguirán mejores resultados escolares y mejores calificaciones en los exámenes.
Las creencias que tenemos sobre nuestras propias capacidades tienen mucha más fuerza de lo que solemos pensar. Si un niño siente que su padre o profesor confía en sus posibilidades, su autoestima se refuerza y eso se transmite a su rendimiento.  Confiar en ellos, animarles, tanto en público como en privado, es fundamental para motivarles y ayudarles a conseguir sus logros.

Los padres y profesores tenemos que aprender a ser “Pigmaliones”. Si sólo ponemos el acento sobre los errores acabarán pensando que son unos inútiles y dejarán de esforzarse. Tampoco se trata de halagarles sin más, hagan lo que hagan… Todos tenemos nuestros puntos fuertes y débiles, se trata de ayudarles a encontrarlos.