En 1966, dos investigadores, Robert Rosenthal y Lenore Jacobson, llevaron a cabo un expeprimentao en 18 clases de California. Tras hacerles un test a los alumnos, indicaron a cada profesor qué 20% de los niños de su clase mostraba poseer un “inusual” potencial de mejora de su capacidad intelectual.Ocho meses después, estos niños, que habían sido calificados previamente como “inusuales”, mostraron efectivamente un aumento significativamente mayor de su Cociente Intelectual (CI) que el resto.Sin embargo, la realidad fue que tales niños habían sido seleccionados aleatoriamente y no como resultado del test. Dato que se ocultó a los profesores que participaron en el experimento.
Rosenthal y Jacobson estudian el efecto Pigmalión desde la perspectiva de la teoría de la profecía autocumplida. Aparentemente parece que es un efecto mágico, pero no lo es, lo que
ocurre es que los profesores formulan expectativas acerca del
comportamiento en clase de diferentes alumnos y los van a tratar de
forma distinta de acuerdo con dichas expectativas. Es posible que a los
alumnos que ellos consideran más capacitados les den más y mayores
estímulos, más tiempo para sus respuestas, etc. Estos alumnos, al ser
tratados de un modo distinto, responden de manera diferente, confirmando
así las expectativas de los profesores y proporcionando las respuestas
acertadas con más frecuencia. Si esto se hace de una forma continuada a
lo largo de varios meses, conseguirán mejores resultados escolares y
mejores calificaciones en los exámenes.
Las creencias que tenemos
sobre nuestras propias capacidades tienen mucha más fuerza de lo que
solemos pensar. Si un niño siente que su padre o profesor confía en sus
posibilidades, su autoestima se refuerza y eso se transmite a su
rendimiento. Confiar en ellos, animarles, tanto en público como en
privado, es fundamental para motivarles y ayudarles a conseguir sus
logros.
Los padres y profesores tenemos que aprender a ser “Pigmaliones”. Si
sólo ponemos el acento sobre los errores acabarán pensando que son unos
inútiles y dejarán de esforzarse. Tampoco se trata de halagarles sin
más, hagan lo que hagan… Todos tenemos nuestros puntos fuertes y
débiles, se trata de ayudarles a encontrarlos.